martes, 4 de mayo de 2010

Al norte del norte


"Vivo al norte del norte
Hace frío en mi país
Lejos de todo, lejos de ti"


Cuando era pequeña dormía fatal. Tenía miedo. Pensaba demasiado y leía cosas que no me correspondían. No tomaba Coca-cola pasadas las 7 de la tarde, por si acaso. No me gustaba nada la oscuridad. Dormía pocas horas. Releía mis comics de Le Petit Spirou. Llegó un día en el que encontré el placer. Oh! dormir... abrir esa puertecita hacia el subconsciente. Sábanas y almohadas que huelen a jabón. Uuuummm... cama... oscuridad.

En Madrid dormía mucho. Demasiado. Según me levantaba por las mañanas pensaba en la siesta de dos horas (y media... pero me daba vergüenza decirlo) que me echaría al volver de la universidad. Siesta, siesta. De las de verdad. Con edredón. Con la camiseta de dormir. Con las contra ventanas ligeramente cerradas al igual que las persianas. Te levantas en otra dimensión. Maravillosa dimensión. Muchas veces volvía corriendo de clase y comía en 15 minutos sólo para poder dormir una hora antes de ir a trabajar.

En Londres cambian los hábitos de sueño. Están al norte del norte. No hay persianas. Y sí hay sol y luz. Mala combinación. Un rayo de luz me atraviesa el cerebro a las 6 de la mañana. Meto la cabeza debajo de las almohadas. Me pongo mi antifaz (de gato). Lloro por dentro queriendo asesinar a alguien. Mi sueño y yo éramos casi amantes y ya no somos nada de nada. Me duermo por las esquinas, literalmente. En el metro. En el autobús. En la cocina del museo. En los parques. En los jardines. En casas ajenas. En bancos. En pubs.

But ain't no walls in the jailhouse safe enough
To hold you down tonight
I'll be right out here on the other side
Waiting for you by the red twilight
(The Raveonettes)

Llega la noche. Estoy agotada. Mi cuerpo flota. Se me dilatan las pupilas. Me quedo a oscuras. En camisón. Con mis enormes cascos puestos. Escucho canciones. De un tiempo a esta parte escucho siempre las mismas antes de conseguir entrar en fase REM. Me pongo un poco idiota. Me coloco el antifaz a la fuerza. Me cojo la luna debajo del brazo... hasta mañana, Londres. Hasta mañana, Madrid.

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