sábado, 24 de abril de 2010

Anarchy in the UK


If you don't see no punks in downtown,
Do you know this town is dying quick? (It's just no good!)
I'll guarantee you in this town
You'll have a trouble finding goddamn prostitutes


Hoy ha sido el entierro de Malcolm McLaren. El creador de un mito. Amateur. Vago. Despreciable. Sucio. Basura. Escoria... Punk.

Ha sido una gran decepción para mi. No importa, evidentemente. Pero lo ha sido. Odio las incoherencias terrenales-mortales-subexistenciales. Odio que la gente vaya a entierros de gente que odia sólo porque están muertos y "es lo que hay". Odio que no se cumplan últimas voluntades (aunque sean ridículas. Aunque no sirvan ya). Odio, sobre todo, morir así. No se puede ser punk y tener un funeral con un reverencial coche de caballos que lleve tu féretro hasta una gran iglesia. Ansiaban que dios salvase a la Reina. Parece que también deseaban que les acogiese en su seno. Quién sabe, quizás esta fue su última voluntad.

I am an anti-christ
I am an anarchist
Don't know what I want but
I know how to get it
I wanna destroy the passer by cos I
(Sex Pistols)

Londres está ardiendo (sí, esto es más The Clash). Los festivales y conciertos se empiezan a anunciar por todas partes. Te entra ansiedad. Los quieres todos. No te caben en la cabeza tantos artistas. Tanta música. Tanta gente. Tienes que ir tomándolos poquito a poco. Desde el ya cascado Paul McCartney hasta LCD Soundsystem, pasando por Iggy and The Stooges, Belle and Sebastian, Charlotte Gainsbourg y Miss Patti Smith entre otras.

Me quedo con Hop Farm. Bob Dylan, Mumford & Sons y los Magic Numbers. Problema: estaré en Madrid en esos días. Merde. Tampoco estaré para el Cambridge Folk Festival. Merde. Estoy presionando para conseguir entradas para ver a Dylan en Barcelona (sí! sí! sí! por favor!) pero todo apunta a que, al final, no veré nada.

Todos se hacen mayores. Incluso los punks. Chicos de traje que quieren entierros en grandes iglesias del buen barrio de Marylebone. Supongo que es comprensible. Supongo. Me hubiera gustado ver una despedida a lo grande. A lo grande para un rebelde. Con fuegos artificiales y gritos de alegría. Puede que, ahora, se esté tomando unas vacaciones en el sol. Pero si lo pienso bien, el "Cash from Chaos" toma mucho más sentido después de esto.

PS: mi regalito de Sant Jordi? un libro de Roald Dalh. Gracias Lore...You know the rest.

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